El origen de nuestros fogones

Nuestra cocina tradicional admite la innovación y la “cocina de autor” allá dónde es factible pero nunca con un plato de fabes- ya sea la tradicional fabada o “les fabes con almejes”- nuestros arroces melosos, los callos a la asturiana o nuestros incomparables «platillos mexicanos», como homenaje a nuestros antepasados que tendieron un puente entre Asturias y América.

Son míticos, en la Villa de Llanes, algunas de nuestras elaboraciones, como el «Rollo de bonito» o el “Pate de cabracho» casero; los “Lomos de merluza a la sidra” o nuestras “Rabas del cantábrico”; los “Escalopines» de solomillo de ternera asturiana al Tío Pepe  o el “Pitu de caleya guisado en tartera como antes. Sin olvidarnos de nuestro «Cachopo de ternera asturiana», con denominación de origen IGP nacida y criada en nuestros verdes montes.

En los postres, es inevitable no rendirse a un “Arroz con leche” como los que hacían nuestras güelas o a una de nuestras tartas caseras de almendra, manzana, queso azul…
El origen de nuestra cocina se lo debemos a nuestra gran gastronomía asturiana, a nuestras antiguas grandes cocinas o «llares», a nuestras abuelas y madres….pero, en nuestro Cenador del Convento también a Ángel Fernández Rodríguez.

Ángel a secas para comensales y amigos, es uno de los últimos reductos de la gran tradición del “guiso” de la gastronomía asturiana. Él nos ha enseñado la verdadera cocina asturiana, nos ha dejado su huella en nuestro restaurante y cedido su legado -después de tanto tiempo al mando- a la persona que ha trabajado codo con codo, día a día durante tantos años con él.

Tomás, que a lo largo de su recorrido en nuestro restaurante se ha embebido de la esencia de esa cocina, continuará con la tradición de nuestros guisos, de nuestros potajes y de todas nuestras elaboraciones ya conocidas en todo el Concejo.