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El antiguo convento
Los nobles muros del Hotel Don Paco, su portada de solemne belleza, la nave principal de su espaciosa capilla, hoy comedor, con sus elevados y esbeltos arcos, han pasado por múltiples vicisitudes desde su ya lejana construcción, allá por 1.660, hasta nuestros días. El convento es obra del arquitecto cántabro Ignacio de Cajigal quien unos años antes había realizado la Capilla de Santa Bárbara de la Catedral de Oviedo por encargo del Obispo Caballero de Paredes. Esta obra está considerada como la primera puramente barroca de Asturias.
El Convento de Llanes estaba aún sin acabar en 1.666 fecha de la muerte del artista pero está clara – se conserva abundante documentación de planos, contratos y pagos- su autoría.
Si estos muros hablasen, lo harían en primer lugar de la Fe y el empeño de su fundadora la Reverenda Madre María de Santo Tomé, de vida muy ejemplar y admirable, que así dice su biografía impresa; se quejarían amargamente de la ocupación de los franceses, del Comandante Guillot que, a las ordenes del General Bonet, en febrero del 1.810 instaló el cuartel de los invasores en el edificio, huyendo las monjas al cerrado Valle de Ardisana; llorarían la expulsión de las hermanas por las leyes desamortizadoras el 13 de Noviembre de 1.868; y reirían las travesuras y desventuras de tantos estudiantes que desde 1.873 pasaron por las aulas del Colegio de la Encarnación.
Y es que en su azarosa vida este vetusto y muy noble edificio fue convento, cuartel y colegio, para ser finalmente un confortable hotel, que en nuestros días, brinda su historia al viajero.